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Volkswagen T-Roc, desde 23.500€

27 de octubre de 2017

El crossover alemán de 4,23 metros se posiciona en la parte Premium del segmento SUV compacto con una gran calidad al volante.

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A finales del mes de noviembre se pone a la venta el nuevo SUV de tamaño compacto con el que la firma alemana quiere dar respuesta a la creciente demanda de modelos de aspecto ‘crossover’ en un tamaño más reducido, porque su enfoque es básicamente ciudadano. Mide 4,23 metros de longitud, tiene espacio para cinco ocupantes, un maletero de 445 litros y se ofrecerá con cinco motorizaciones de 115 a 190 CV, cambio manual y automático, y en las versiones más potentes el sistema de tracción integral 4Motion.
 
Los precios del nuevo Volkswagen T-Roc parten de 23.870 euros (23.500 euros con el descuento promocional) del 1.0 TSI 115 hasta 39.990 euros que cuesta la Limited Edition (150 unidades) con el motor 2.0 TSI de 190 CV con cambio DSG y sistema de tracción total 4Motion. Va a tener muchos rivales con los que competir, empezando por los de casa, como el Audi Q2 (desde 28.940 euros con motor TFSI de 115 CV), Opel Mokka, Toyota C-HR y otros modelos que acaban de aterrizar como el Kia Stonic (desde 12.919 euros con los descuentos promocionales y un tamaño algo más reducido: 4,14 metros).
 
Forma parte de la estrategia de Volkswagen para crear una completa familia SUV que nació en 2002 con el Touareg –el nuevo modelo llega en 2018-, y que tiene su máximo representante en el Tiguan (2007), renovado por completo en 2016 y que también cuenta con la versión de 7 plazas Allspace, a los que se unirá el próximo año un modelo de un tamaño más pequeño denominado T-Cross, para competir con el Nissan Juke, Renault Captur y Peugeot 2008.
 
Lo diferenciador de este modelo, según los responsables del nuevo T-Roc es el diseño, la calidad de los acabados y la tecnología que introduce. En cuanto al primer punto, es un modelo que hereda la estética de sus hermanos más recientes para que sea fácilmente reconocible y marca un estilo propio con los rasgos SUV, un aspecto coupé en las líneas del techo y un formato compacto para desenvolverse con soltura por la ciudad.
 
A finales del mes de agosto ya ofrecíamos a nuestros lectores bastante información sobre el nuevo Volkswagen T-Roc y ahora hemos tenido ocasión de conducirlo por Lisboa y sus alrededores, en carreteras bastante exigentes, autopistas y también sufriendo los atascos mañaneros de entrada a la ciudad de regreso al aeropuerto.
 
A primera vista podríamos decir que se trata de un Tiguan en pequeño (mide 25 centímetros menos), pero esta afirmación no es correcta porque es un coche completamente nuevo creado sobre una plataforma MBQ del grupo Volkswagen con la que se puede ofrecer una completa batería de avances tecnológicos en todos los campos.
 
Con una generosa distancia entre ejes (2,59 metros), tiene una buena pisada sobre el asfalto y transmite bastante confianza porque se conduce prácticamente como un Golf, con la diferencia de que es 8 centímetros más alto, algo más voluminoso y pesado, afectando ligeramente al comportamiento dinámico en zona de curvas viradas. Se puede ir a un ritmo alegre porque transmite bastante confianza, sobre todo si va equipado con el sistema de tracción integral 4Motion, la suspensión es confortable –algo blanda en el modo normal y muy acertada en Sport- y los ruidos aerodinámicos y de rodadura son correctos a velocidades legales o algo superiores.
 
La toma de contacto fue con el motor más potente de la gama, el 2.0 TSI de 190 CV equipado con el cambio de doble embrague DSG y sistema de tracción 4Motion en acabado Sport. El motor es una maravilla, seguramente con más potencia de la necesaria para la mayoría de los conductores de este coche, y con una gran suavidad de funcionamiento porque cuenta con una reserva de par importante que permite salir de situaciones complicadas acelerando a fondo.
 
El cambio se puede manejar en modo automático o secuencial con la palanca o las pequeñas levas que hay situadas detrás del volante en el caso de que decidamos tomar el control de la situación en zona de curvas y descensos pronunciados. También es muy interesante la posibilidad de elegir entre cinco modos de conducción –Comfort, Normal, Sport, ECO e Individual- y seleccionar el tipo de terreno por el que nos movemos –autopista, nieve, Off-road y Off-road individual-, que se encarga de optimizar la eficiencia en la transmisión del par a las ruedas en coordinación con el sistema 4Motion.
 
También hemos tenido ocasión de conducir las versiones que más demandará el mercado español, el 1.5 TSI de 150 CV con sistema de desconexión selectiva de cilindros, mucho más razonable que el 2.0 TSI de 190 CV mencionado anteriormente por consumo y con unas prestaciones suficientes. En diesel se podrá elegir entre el 1.6 TDI de 115 CV y el 2.0 TDI de 150 CV, pensados para quienes vayan a realizar muchos kilómetros con el coche. Las motorizaciones más pequeñas como el 1.0 TSI de tres cilindros y 115 CV o el 1.6 TDI de 115 CV no estaban disponibles durante la presentación en Lisboa.
 
Pasemos al interior, porque hay novedades. El puesto de conducción es muy bueno, como se espera de un Volkswagen y lo más destacado es la posibilidad de incorporar el Digital Cockpit (de serie en el acabado Sport), una pantalla de 11,7” situada detrás del volante que sustituye los clásicos relojes analógicos para recoger en ella toda la información del navegador, ordenador de viaje, cuentarrevoluciones y velocímetro, con la posibilidad de que el conductor pueda configurar los parámetros que desea visualizar.
 
La habitabilidad en las plazas delanteras es buena y en las plazas traseras viajarán cómodamente dos adultos, porque el túnel de la transmisión ocupa mucho y deja la plaza central para usos ocasionales o para niños. El maletero tiene una capacidad de 445 litros (392 litros con tracción total 4Motion) y no hay mucho espacio aprovechable por encima de la bandeja debido a la forma del pilar C, aunque se podría ampliar si fuera necesario abatiendo los asientos traseros. Lo que menos nos ha gustado del coche es la calidad de algunos plásticos del interior y salpicadero, que no tienen la calidad esperada para un vehículo Premium.
 
Al igual que sucede en otros modelos de este segmento, la personalización es una de las claves a la hora de configurar un coche que se ofrece en 11 colores de carrocería y dos colores de techo, además de poder añadir una nota de color a distintos elementos del interior. La gama se configura con tres niveles de acabados –Advance, Advance Style y Sport- con equipamiento muy completo en el que encontramos elementos como el control de velocidad de crucero (ACC) o el sistema Front Assist con frenada de emergencia en ciudad, y en cuanto a conectividad, todo se organiza a través de Car-Net, compatible con los sistemas iOS y Android, incluyendo Security Services con llamada de emergencia en caso de accidente y la posibilidad de controlar diferentes parámetros del coche a través de una aplicación para Smartphone.
 
José A. Prados (Lisboa) – www.vidapremium.com

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