En la toma de contacto realizada en el mes de noviembre con el Jeep Renegade en Madrid nos quedamos con ganas de probarlo un poco más a fondo porque el coche aporta cosas interesantes a un segmento en crecimiento y con productos muy competitivos como el Nissan Juke, Renault Captur, Skoda Yeti o Peugeot 2008, a los que pronto se unirá también el Fiat 500X, que comparte muchos elementos con el protagonista de este artículo. Son los crossover urbanos, un término que puede ser un tanto contradictorio, pero que refleja la realidad del mercado, donde el consumidor demanda una carrocería tipo todoterreno que se va a usar mayoritariamente en ciudad.
Si este coche hubiera llegado hace tres años se habría hecho con una parte importante del mercado, pero ahora tendrá que vérselas con rivales generalistas que se han adelantado. De todos modos, el Renegade tiene un aspecto de SUV más genuino que estamos seguros va a gustar a los consumidores europeos, porque en Estados Unidos, su país de origen, ya se ha confirmado el éxito del más pequeño de los Jeep.
Ha sido diseñado en América pero se produce en Italia en una planta de Fiat para todo el mundo con elementos que comparte con el 500X, es lo que se conoce como sinergia de grupo para abaratar costes, algo que beneficia al consumidor.
Bajo una carrocería de estética muy campera encontramos un vehículo que hereda la gran tradición de la marca en modelos creados para circular por caminos sin asfaltar, una senda iniciada por el Willy después de la Segunda Guerra Mundial que después continuó el Cherokee y el Wrangler más tarde.
En el frontal luce la emblemática parrilla de siete barras característica de Jeep y unos rasgos muy marcados, como los pasos de rueda trapezoidales o los faros traseros, que son inconfundibles y marcan la estética de un vehículo que no sigue las modas convencionales. Y lo mismo sucede en el interior, con un cuadro de mandos que evoca su ascendencia SUV en un puesto de conducción cómodo, accesible y con toda la información que necesita el conductor. El tacto de los materiales es agradable y los acabados se merecen un notable alto.
La versión que hemos probado es una de las más interesantes de la familia Renegade, con el motor 1.6 Multijet II de 120 CV con cambio manual de seis velocidades y tracción delantera. Esta motorización está disponible en tres niveles de acabado: Sport (desde 20.553 euros), Longitude (21.699 euros) y Limited, desde 23.203 euros. A estos precios habrá que descontar las promociones de cada mes que aplica el grupo Fiat, que suelen ser muy interesantes.
Es una mecánica muy solvente, con 120 CV y 320 Nm, que mueve bien un coche que no es muy pesado (1.465 kilos) y que recomendamos a quienes vayan a utilizar el Renegade para algo más que moverse por ciudad, por ejemplo salidas de fin de semana y escapadas vacacionales, que es donde demuestra su valía. La velocidad punta es de 178 km/h, suficiente para poder viajar cómodo y disponer de una reserva de potencia bajo el acelerador para una emergencia, acelera de 0 a 100 km/h en 10,2 segundos y lo mejor de todo es el consumo de combustible, homologado en 4,6 litros, que en condiciones reales es de 5,5 litros, proporcionando una autonomía notable con un depósito de 48 litros –en nuestro caso se ha acercado a los 800 kilómetros sin repostar-. Las emisiones de CO2 son de 120 g/km.
La habitabilidad es otro de los puntos fuertes del Renegade, un vehículo de tan sólo 4,25 metros de longitud que ofrece un gran espacio interior para viajar cómodos cuatro adultos –la plaza central trasera mejor para un niño-, con una buena altura hasta el techo en las plazas traseras y además tiene un amplio maletero de 351 litros, mejor que la mayoría de sus rivales.
En la gama Renegade hay algunas motorizaciones más potentes que pueden ir con un sistema de tracción 4x4 –el 2.0 Multijet de 140 CV-, pero este que hemos probado era tracción delantera. Aún así, como tiene una altura libre al suelo de 175 milímetros, puede circular por caminos sin asfaltar con más facilidad que un turismo, siempre que no esté el terreno muy resbaladizo.
El comportamiento en ciudad es similar al de un turismo, con la ventaja de que se conduce en una postura algo más elevada que facilita la visión y resulta ágil a la hora de transitar por calles estrechas, además de poder aparcarlo en huecos pequeños. En carretera no da la sensación de ser un SUV circulando a velocidades normales, ya que la carrocería apenas balancea en las curvas y se comporta bien en rectas, incluso cuando sopla el viento.
En el equipamiento de serie viene con elementos muy interesantes en materia de seguridad, como la mitigación electrónica del balanceo, monitorización de presión de los neumáticos y el Pack Safety (aviso de salida del carril + aviso colisión frontal) y otros que mejoran el uso a diario del coche, como los sensores de aparcamiento traseros, la radio con pantalla táctil de 5” con Bluetooth, climatizador automático o asiento del acompañante abatible en plano.
En el interior, los asientos van tapizados con tela Premium en color negro con el logo Jeep y las costuras en beige, pero si quieres se puede solicitar asientos de cuero negro o una combinación más vistosa denominada Skate Boarding, en marrón, gris y mandarina, por 998 euros. Los colores de carrocería sólidos tienen un sobreprecio de 508 euros, y las combinaciones con el techo en distinto color 1.210 euros. Las llantas de serie son de 17” y se pueden montar opcionalmente unas de 18” con neumáticos 225/55R por 502 euros.
Otros elementos opcionales en este acabado son los asientos delanteros eléctricos regulables en 8 posiciones, Control de Crucero Adaptativo (ACC), techo al aire libre desmontable MySky y sistema UConnect con pantalla táctil a color de 6,5”, navegador con cartografía 3D, Bluetooth, comandos de voz y otras funciones de entretenimiento.
José A. Prados – www.vidapremium.com