2016/05/25/md/1544_2.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_3.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_4.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_5.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_6.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_7.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_8.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_9.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_10.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_11.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_12.jpg
Ford Edge
2016/05/25/md/1544_13.jpg
Ford Edge

Ford Edge

25 de mayo de 2016

Con una impresionante presencia y calidad de construcción, el gran SUV americano llega para rivalizar con los modelos más lujosos.

Compartir en:

Su frontal imponente y el gran óvalo en el centro de la parrilla no dejan lugar a dudas sobre el origen del modelo: Tras dos años de gran éxito en Norteamérica, donde es el modelo más vendido de su segmento, el Ford Edge llega este mes de junio al viejo continente sólo con mecánicas turbodiésel y mejores acabados, al gusto europeo.
Con sus 4,8 metros de longitud, completa por arriba la familia de todocaminos de Ford, compuesta por el EcoSport y el Kuga. Estamos ante un ambicioso modelo que rivaliza con grandes generalistas como el  Hyundai Santa Fe y el Kia Sorento, aunque también con modelos de gama alta como el Audi Q5, BMW X3 o el Volvo XC60.

Siendo tan grande, el espacio del habitáculo es mejor que el de sus rivales. Además, los pasajeros de los asientos traseros están muy bien cuidados, pues gozan de espacio para estirar las piernas y disfrutar de butacas individuales, que se pueden deslizar, reclinar, e incluso disponen de airbag en los cinturones.

Sorprendentemente, no hay versión de siete plazas, algo que de lo que sí dispone la competencia. Lo bueno es que el maletero es grande y de formas muy aprovechables, al estilo americano, pues alcanza los 602 litros o 1.847 con los respaldos traseros abatidos.
Por otro lado, la calidad de materiales y su cuidadoso diseño destacan en un habitáculo que recuerda el del Ford Mondeo, con un volante, cuadro de mandos, salpicadero y sistema multimedia ‘SYNC2’ del mismo aspecto, pero con más visibilidad hacia el exterior, dada su mayor altura.

Sólo turbodíesel

A diferencia de las versiones americanas, que cuentan con motores de gasolina, a Europa llega únicamente con dos propulsores turbodiésel de 2.0 litros, de 180 y 210 CV, este último equipado con doble turbo. Ambos homologan un consumo de 5,8 litros cada 100 kilómetros y cuentan con Auto-Start-Stop y carga regenerativa de la batería.

Como novedad, el ruido mecánico está atenuado por un sistema que, a través de los altavoces del equipo de sonido, reduce el volumen de las ondas sonoras no deseadas.

Dos son también las cajas de cambio previstas, una manual de seis marchas, asociada a la mecánica de 180 CV y otra automática de doble embrague ‘PowerShift’, también de seis, disponible únicamente para la más potente.

Ambas mecánicas están equipadas con la tecnología de tracción total ‘Ford Intelligent All-Drive’, que, sobre firmes adherentes, envía la fuerza a las ruedas delanteras, pasándola también a las traseras en cuanto detecta algún deslizamiento. El paso de un tipo de tracción a otro es automático y casi instantáneo, pues el sistema analiza 62 veces por segundo las condiciones de adherencia, evitando complicaciones al conductor.
En marcha, el Ford Edge es muy refinado. Utiliza la misma reputada plataforma del Mondeo y el S-Max, con suspensión totalmente independiente, realizada con materiales ligeros, y amortiguación muy bien equilibrada que permite disfrutar de una conducción suave y precisa.

Los caminos bacheados no son problema, pues los largos recorridos de suspensión absorben perfectamente las irregularidades sin que lleguen a afectar al confort de los pasajeros. Además, la Dirección Eléctrica Adaptativa, que altera el ratio de giro entre el volante y las ruedas, le otorga un plus de agilidad a velocidades altas, necesitando menos giros de volante para trazar las curvas. Eso sí, no debemos olvidar que es un coche pensado para circular con el aplomo y suavidad que inspiran sus 1.840 kilos de peso en vacío.

El turbodiésel de 180 CV, con sus notables 400 Nm de par máximo entre 2.000 y 2.500 vueltas, se basta ampliamente para mover al Edge con agilidad. Por su parte, el motor de 210 CV añade 50 Nm a esa cifra. Puede parecer una diferencia escasa, teniendo en cuenta que supone invertir 4.000 € de más, pero esa sería nuestra elección, ya que está asociado a la magnífica caja automática PowerShift, una caja automática que le viene como anillo al dedo al refinado modelo americano.

De los tres acabados disponibles: Trend, Titanium y Sport, la marca asegura que las mayores ventas recaerán sobre los dos últimos, que cuentan con las más modernas tecnologías de seguridad y un completo equipamiento de serie que, en el caso del acabado Titanium, cuenta con sensores de aparcamiento, cámaras frontal y trasera para ‘navegar’ en sitios estrechos, asientos y volante calefactados y portón de apertura y cierre eléctrico, a lo que el Sport añade llantas de 20 pulgadas, suspensión recalibrada y Dirección Eléctrica Adaptativa.

Alta calidad, motores potentes, tracción total y buen equipamiento suman ventajas, aunque dibujan su principal inconveniente: un precio entre 43.425 y 51.925 €, según versiones. Para disfrutar del SUV americano, habrá que arañar algún descuento y… rascarse el bolsillo.

Los precios del nuevo Ford Edge son los siguientes:
TdCi Manual Trend    180CV: 43.425€
TdCi Manual Titanium 180 CV: 46.425€
TdCi Manual Sport 180 CV: 47.925€
TdCi Autom. Titanium 210 CV: 50.425€
TdCi Autom.  Sport   210 CV: 51.925€
Félix Ponce de León (Munich)- www.vidapremium.com

Compartir en:

Vidapremium te recomienda