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Dacia Duster 2018

19 de diciembre de 2017

La nueva edición del todocamino rumano mejora en aspectos clave como la calidad y el confort, desde 10.900 € en versión Access.

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La fórmula del éxito del Duster en España (70.000 unidades vendidas desde 2010), radica en ofrecer un todocamino de línea atractiva a un precio muy asequible, con un equipamiento nada sofisticado, utilizando eficientes mecánicas súper-probadas comunes con otros modelos del Grupo Renault.
 
Si algo funciona, mejor no tocarlo. A pesar del dicho popular, los diseñadores del Duster han decidido remodelarlo  y añadir algunas mejoras. Después de probarlo en los alrededores de Atenas, podemos afirmar que le han sentado muy bien sin que supongan aumentar su precio.
 
Casi no cambian sus dimensiones (4,34 metros de largo, 1,80 de ancho y 1,69 de alto), pero su aspecto, sin alejarse del Duster de siempre, es más ancho y musculoso. Los pasos de rueda son más abultados, los delanteros añaden unos llamativos protectores de plástico, la calandra es más ancha, y el parabrisas está diez centímetros más avanzado e inclinado. Detrás, destacan los nuevos pilotos formados por cuatro cuadrados rojos, muy parecidos a los del Jeep Renegade.
 
Las nuevas barras del techo y protectores cromados bajo los paragolpes le confieren un aspecto más campero. Aunque lo más importante son los 21 centímetros de altura libre al suelo, que le permite pasar sin problemas por caminos y trochas complicadas, incluso en la versión de tracción delantera.    
 
Las mejoras más importantes están en el habitáculo. Su diseño es más moderno, con materiales de tacto duro, aspecto sólido y bien ensamblado. Lo que denominamos ‘buena calidad percibida’. En el centro del salpicadero, la pantalla multimedia de 7,0 pulgadas está orientada hacia el conductor para evitar reflejos. Por debajo se encuentra una botonera tipo piano, con teclas de buen tacto, y los mandos del climatizador, típicos de Renault. El equipo de sonido pasa de cuatro a seis altavoces, mientras que el volante ya se puede regular tanto en profundidad como en altura. No se ha cambiado la extraña posición del mando del control de velocidad de crucero, abajo entre los asientos, como en muchos Renault.
 
Los asientos son mejores en mullido, grosor y longitud de banqueta. El del conductor añade ajuste lumbar y reglaje de altura progresivo. Hay muchos huecos en el interior, incluso un cajón bajo el asiento delantero, y el maletero es amplio, con un volumen de 445 litros, o de 411 en las versiones 4x4. Los pasajeros traseros van holgados, sobre todo en altura, con suficiente en espacio para las rodillas.
 
Un esfuerzo importante se ha hecho para eliminar ruidos. Más y mejores materiales aislantes en el habitáculo y en el compartimiento del motor, vidrios de más grosor en las ventanillas, colocación de masillas y obturadores en las juntas, además de un subchasis delantero más rígido, consiguen que el ruido en el habitáculo sea casi un murmullo, sobre todo con el propulsor TCe de 125 CV de gasolina.
 
El aspecto de la seguridad se ha mejorado reforzando la estructura, añadiendo dos airbag de cortina para sumar seis en total, luces automáticas, pretensores de cinturones delanteros y traseros, anclajes Isofix para sillas infantiles en las plazas traseras, asistente de arranque en pendientes, control de descensos para 4x4… En cuanto a la tecnología, el nuevo Duster incorpora el equipamiento tecnológico básico e imprescindible, pero no renuncia a sistemas más avanzados que pueden elegirse como opción, aunque es verdad que, en tal caso, el precio total ya no será tan llamativo como el anunciado. Lástima que la rueda de repuesto también sea una opción.
 
La gama de motores es la misma, reputada por su robustez. Se trata de cuatro propulsores de cuatro cilindros, dos turbodiésel y dos de gasolina. Los diesel se basan en el mismo bloque de 1,5 litros dCi, con potencias de 90 y 110 CV, mientras que los de gasolina son el atmosférico de 1,6 litros SCe de 115 CV y el 1,2 litros TCe de 125 CV con turbo. Además llega una versión de gas GLP para el motor SCe de 115 CV.
El SCe de gasolina monta una caja de cambios manual de cinco marchas y los demás de seis. Opcionalmente, hay una caja automática de doble embrague EDC de seis velocidades para el turbodiésel dCi de 110 CV. Todos ellos se ofrecen con tracción delantera, aunque los más potentes pueden contar con tracción total.
 
Una vez al volante comprobamos que es un coche de andar tranquilo, aunque también cómodo y silencioso. Pudimos conducir la versión con motor de gasolina TCe de 125 CV y tracción delantera por varias clases de carreteras y pistas bacheadas en los alrededores de Atenas, demostrando su capacidad para absorber con facilidad cualquier irregularidad el terreno sin repercutir en la comodidad de los ocupantes, gracias a su suspensión de amplio recorrido, ligereza (1.200 kilos) y suficiente altura al suelo.
 
Seguro y estable sobre asfalto, solo a altas revoluciones se oye el murmullo del motor, mientras que la caja de cambios de seis velocidades tiene un tacto agradable y preciso.
La nueva dirección eléctrica variable es cómoda en ciudad y en autopista, pero aísla demasiado el volante de las reacciones de las ruedas por caminos sin asfaltar, por donde circulamos bastantes kilómetros.
 
El dCi turbodiésel de 110 CV con cambio automático es una opción muy razonable para viajar tranquilamente. Es un motor que necesita girar por encima de 1.500 vueltas para dar lo mejor, pero el cambio automático hace su trabajo con esmero para mantenerlo en el entorno más adecuado. Solo es ligeramente más ruidoso que el gasolina TCe, pero no demasiado. 
 
Aprovechando los accesos a una cantera de mármol probamos la versión 4x4 con motor diesel dCi y cambio manual de seis velocidades. Una variante que marca la diferencia con muchos de sus rivales al contar con la ligereza del modelo y el bloqueo de diferencial central mecánico, que le hace capaz de superar obstáculos difíciles a pesar de carecer de caja reductora.
 
Dispone de un selector redondo, situado abajo entre los asientos, con tres modos de actuación: 4x2, Auto y Lock. Seleccionando el modo ‘Lock’, sorprende la facilidad con que se supera fuertes pendientes e inclinaciones laterales de hasta 35 grados, según mostraba la pantalla multifunción, balanceos en tres ruedas sin pérdidas de tracción y bajadas muy resbaladizas, ayudados por la función de control automático de descensos.
 
Fabricado en Rumanía, se ofrece con cuatro niveles de acabado: Access, Essential, Comfort y Prestige. Aún no se han anunciado los precios definitivos, pero sí que partirán de 10.900 € para la versión Access, y una garantía de 3 años o 100.000 kilómetros.
 
Resumiendo, podemos decir que el nuevo Dacia Duster 2018 es un modelo honesto. Una compra racional, con una imagen, tanto exterior como interior, que está lejos de la asociada a un coche de bajo coste.

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