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Jeep Wrangler 4xe

13 de julio de 2021

Es la versión híbrida enchufable del mítico 4x4, que con 380 CV y 637 Nm se muestra ágil fuera del asfalto y eficiente en consumo.

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La exigente normativa de emisiones impuesta por la Unión Europea y la necesidad de limitar las sustancias contaminantes que emitimos a la atmósfera han propiciado un cambio de combustible en la automoción que afecta a todos los segmentos, incluidos los tipos más ‘duros’ del mercado, los 4x4 que con su eficiente sistema de tracción total y reductora superan todos los obstáculos. El Jeep Wrangler es uno de los más representativos, un coche para vivir la aventura, que en el 80º aniversario de la marca se apunta a la electrificación con una versión híbrida enchufable que recibe la denominación Wrangler 4xe, sin perder el ADN que mantiene vivo a lo largo de cuatro generaciones.
 
De este modo, con la ayuda de un motor eléctrico y unas baterías, puede recorrer hasta 50 kilómetros en modo eléctrico por zonas urbanas, obteniendo la etiqueta CERO emisiones de la DGT, y volviéndose más responsable con el medio ambiente. Esta mecánica obtiene una potencia total de 380 CV y 637 Nm al combinar un motor de gasolina 2.0 Turbo de 272 CV, una caja de cambios de ocho velocidades TorqueFlite, dos motores eléctricos y unas baterías de iones de litio de 17,4 kW que se encuentran selladas en la parte inferior del maletero, para que el agua no interfiera en su funcionamiento en condiciones offroad extremas, como vadeo de ríos, al igual que sucede con el módulo de carga, que también está protegido.
 
Los vehículos para uso intensivo fuera del asfalto están perdiendo cuota de mercado por las limitaciones que han impuesto algunas comunidades autónomas a este tipo de actividades, y ya son pocos los representantes de este segmento. Y de los que quedan, se está produciendo un proceso de electrificación, y los rivales del Jeep Wrangler 4xe pueden ser en la actualidad, el Volkswagen Touareg eHybrid, Mercedes GLE 350 e 4Matic, Range Rover Velar P400e, Audi Q7 55 TFSIe quattro o Volvo XC90 T8 Twin AWD Recharge, aunque ninguno de ellos con tan buenas cualidades para moverse por terrenos complicados.
 
En esta versión híbrida enchufable 4xe no hay cambios estéticos apreciables, tan solo algunos detalles en color Azul Eléctrico que indican que estamos ante una motorización híbrida enchufable, tanto en el exterior, donde aparece el logo 4xe, como en el interior, con las costuras en el volante, pomo del cambio y asientos en color azul. En el cuadro de mandos hay información adicional sobre el estado de la batería, consumos, gráficas de flujos de energía y rendimiento. La toma para la carga de las baterías va situada en el lateral izquierdo, en la base del parabrisas, y para reponer la energía se necesitan unas 2,5 horas en una toma de 7,4 kW, o 6,5 horas si es una toma doméstica de 3 kW con cable tipo 2, y unas luces LED en el salpicadero se encargan de indicar el estado de la carga.
 
Seguro que a los puristas no ha gustado demasiado este salto a la electrificación de los 4x4, pero es algo que afecta a toda la industria de automoción y tarde o temprano tendremos que aceptarlo. Los motores diesel desaparecen de la gama Wrangler, que únicamente se comercializa con una mecánica gasolina 2.0T de 272 CV en carrocería de 2 y 4 puertas desde 54.400 euros en acabados Sport, Sahara y Rubicon, o con el protagonista de esta prueba, el 4xe en carrocería de 4 puertas en acabados Sahara, Rubicon y 80th Anniversary, desde 68.900 euros.
 
La tecnología híbrida enchufable (PHEV) puede ser una buena solución para quienes tengan posibilidad de instalar un cargador en su casa y realicen cortos recorridos urbanos a diario, que podrán ser en modo ‘cero emisiones’, contando con un potente motor de gasolina para recorridos más largos. Con 380 CV y 637 Nm de par máximo tiene potencia suficiente para moverse en cualquier terreno, y no ha perdido capacidad fuera del asfalto, pues se mantienen las cotas que permiten superar todo tipo de obstáculos: 36,6º de ángulo de entrada; 31,8º de ángulo de salida; 21,4º de ángulo ventral; 253 milímetros de altura libre y 760 mm de altura de vadeo. El peso de la versión Sahara es de casi 2,4 toneladas, frente a las casi 2 toneladas de las versiones de gasolina, un dato que condiciona su comportamiento en asfalto y fuera de él.
 
Para probar el Wrangler 4xe nos hemos trasladado hasta la isla de Ibiza, un lugar donde tiene un gran éxito comercial como vimos durante el recorrido, con modelos de todas las generaciones en perfecto estado y algunas preparaciones muy interesantes llegadas de distintos países europeos. La prueba a la que hemos sometido al Wrangler 4xe, de algo más de tres horas de duración, ha sido en su mayoría asfalto (80%) por carreteras convencionales de doble sentido, un recorrido en algunas partes exigente con fuertes subidas, y un tramo offroad con dificultad media.
 
Al tratarse de un modelo con etiqueta CERO emisiones, una parte del recorrido fue por la ciudad de Ibiza, hasta donde llegamos con las baterías prácticamente cargadas para comprobar que se desplaza de forma suave y silenciosa por el tráfico urbano. De los 103,4 kilómetros recorridos, 49,6 se realizaron en modo completamente eléctrico, y los 53,8 restantes con la ayuda del motor de gasolina. El gasto medio de combustible ha sido de 9,3 litros, a un ritmo normal-rápido, y con aire acondicionado conectado. Esto demuestra que, una vez agotada la energía de la batería, el sistema híbrido funciona y la regeneración de energía es constante para ayudar a la mecánica.
 
El consumo medio homologado por el fabricante en ciclo WLTP es de 3,5 litros en el Sahara y 4,1 litros en Rubicon. Esta cifra se refiere a los 100 primeros kilómetros y con las baterías cargadas. A partir del momento en que se agota la energía eléctrica, el consumo se dispara, rondando los 12 litros de media.
 
El conductor tiene la posibilidad de elegir entre varios modos a través de los botones ‘E-Select’. El modo Hybrid es el más habitual, y va gestionando automáticamente la utilización de las dos mecánicas para ahorrar combustible. Al seleccionar el modo Electric, circularemos en modo eléctrico puro si las baterías tienen carga, y en el modo eSave, que reserva la batería para entrar en una zona de bajas emisiones o la carga hasta un 80% de la capacidad con el generador eléctrico combinado.
 
El primer motor eléctrico, con una potencia de 63 CV, se encarga de arrancar el vehículo en parado, añadir par en fuertes aceleraciones y generar energía eléctrica para cargar las baterías en modo eSafe. El segundo motor eléctrico, con 145 CV, se ocupa de mover el vehículo (hasta 130 km/h), y va situado dentro de la caja de cambios de 8 velocidades, que cuenta con dos embragues para conectar/desconectar la mecánica necesaria en cada momento.
 
El resultado final es convincente, y aunque nunca tendrá la autonomía que proporciona un motor diesel, el Wrangler cumple su cometido, salvo en largos desplazamientos, que necesitará de más paradas para el repostaje. La capacidad offroad permanece intacta, para lo que cuenta con caja reductora (2H, 4H Auto, 4H y 4L), y dos sistemas avanzados de tracción 4x4 permanentes activos (Select-Trac o Rock Track), ejes Dana de última generación, bloqueo eléctrico Tru-Lock de los ejes delantero y trasero, diferencial de deslizamiento limitado Trac-Loc y desconexión electrónica de la barra estabilizadora delantera. Y unos neumáticos de tacos 255/75 R17 MudTerrain de 81,2 cm en la versión Rubicon que ofrecen un agarre adicional.
 
En materia de seguridad, el Wrangler 4xe llega con todos los sistemas ADAS disponibles y un nivel de conectividad similar al de cualquier turismo, con Apple CarPlay y Android Auto, navegador con búsqueda de puntos de carga y programación de la carga a la hora deseada para aprovechar las tarifas eléctricas más baratas.
 
Los precios del Jeep Wrangler con motorización 2.0T gasolina de 272 CV parten de 54.400 euros, y el 4xe desde 68.900 euros en acabado Sahara, 71.800 el Rubicon y 72.300 euros el 80th Aniversario.
 
José A. Prados (Ibiza) – www.vidapremium.com

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