2018/10/04/md/3194_2.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_3.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_4.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_5.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_6.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_7.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_8.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_9.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_10.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_11.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_12.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_13.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_14.jpg
Mini Cooper SD
2018/10/04/md/3194_15.jpg
Mini Cooper SD

Mini Cooper SD

04 de octubre de 2018

Si lo que buscas es un coche atractivo, con buen agarre y un motor potente que gaste poco, este puede ser el compañero de viajes.

Compartir en:

La gama Mini 2019 ya está preparada desde hace meses para ofrecer en el mercado europeo todos sus modelos con las mecánicas adaptadas a la normativa de emisiones WLTP, y aprovechando estos cambios, hay algunas actualizaciones desde el punto de vista estético y de equipamiento, empezando por la incorporación de luces LED en los modelos de 3 y 5 puertas, así como en el Mini Cabrio, las delanteras en forma de círculo ocupando la parte exte4rior del faro, y las traseras con la posibilidad de dibujar la bandera Union Jack, un detalle de lo más británico.
 
Otra novedad destacada es la caja de cambios automática de doble embrague que pueden montar todos los Mini, excepto del John Cooper Works, y que en el caso del Cooper SD que hemos probado forma parte del equipamiento de serie, un elemento que añade confort a la conducción y que se agradece enormemente cuando nos encontramos con un atasco. Se puede manejar de forma automática en la posición ‘D’ o también de modo secuencial si queremos intervenir en el cambio mediante la palanca, para tomar el control de la situación en conducción deportiva, aunque en la mayoría de las ocasiones lo hace tan bien o mejor que un buen piloto. Una pena que no lleve levas detrás del volante, debe ser que la gente no las usa mucho.
 
Parecerá un contrasentido probar un coche diesel con los mensajes que llegan por parte de numerosos gobiernos europeos, pero lo cierto es que nada tiene que ver esta mecánica con las de hace una o dos décadas. Por suavidad de conducción, par máximo, consumo y recuperaciones, es prácticamente imposible encontrar un motor de gasolina con un gasto de combustible y prestaciones equivalentes.
 
Es un bloque de cuatro cilindros en línea de dos litros de capacidad que entrega una potencia de 170 CV y 360 Nm de par máximo, cifras que proporcionan una conducción alegre y económica en cualquier situación. Hay también otras dos mecánicas diesel de 95 y 115 CV con un bloque de 1.5 litros y tres cilindros que son la respuesta a quienes buscan el mínimo consumo y no valoran tanto las prestaciones. En el Cooper SD tenemos un justo equilibrio que nos permite viajar a ritmos rápidos sin penalizar en el gasto de combustible y buenas sensaciones por velocidad punta y aceleración.
 
Al más puro estilo Mini, el interior apuesta por las formas circulares para diferentes elementos del salpicadero, como las salidas de aire y los relojes del cuadro de instrumentos que parece ir flotando detrás del volante deportivo forrado en piel y con los pespuntes en rojo. Los interruptores tienen un aire clásico, los asientos sujetan bien el cuerpo en las curvas y tienen regulación para la banqueta en los delanteros, con un espacio más que razonable para el conductor y su acompañante, mientras que en las plazas traseras el espacio es algo más justo, y lo mismo sucede en el maletero, con una capacidad básica de 278 litros, ampliables si abatimos los asientos traseros de forma parcial o total.
 
El chasis adaptativo que montaba nuestra unidad (opcional por 550 euros) es un extra que resulta interesante si queremos tener tres coches en uno. Cuando circulamos en el modo normal ofrece un buen compromiso entre comodidad y prestaciones, con unas suspensiones algo más cómodas que en generaciones anteriores y un buen tacto al volante. Si pulsamos el botón hacia arriba cambia el color del cuadro a tonos rojos al conectarse el modo Sport y las reacciones son bastante más vivas, además de endurecer el tarado de la suspensión, que puede ser algo incómoda si el asfalto no está en buenas condiciones. Y el modo Green o eco, que busca la máxima eficiencia en el gasto de combustible, evitando fuertes aceleraciones y recomendando al conductor que no sobrepase la velocidad recomendada.
 
En viajes por carretera es fácil realizar consumos inferiores a 5 litros de media siempre que el terreno no incluya carreteras de montaña y tratando de forma suave el acelerador. Si queremos ir algo más rápido tampoco se dispara mucho el consumo y la conducción se vuelve algo más divertida. En carreteras de montaña, puede elevarse el consumo hasta los 8,5 litros de media, y en ciudad, con la ayuda del sistema Start/Stop, que funciona bastante bien, los consumos nunca son elevados. En viajes por carretera la autonomía puede rondar los 800 kilómetros si practicamos una conducción dentro de los límites legales, y eso que el depósito de combustible no es muy grande. La media de nuestra prueba ha sido de 5,7 litros, con una conducción nada conservadora.
 
El control de crucero adaptativo con cámara (420 euros) se encarga de regular la velocidad del coche y mantiene la distancia de seguridad con el coche que nos precede si no tomamos la precaución de pasarnos al carril izquierdo para adelantar con suficiente anticipación para que no llegue a frenar. Funciona bastante bien, pero algunas veces se ‘asusta’ y frena en el momento que nos adelanta otro coche y se incorpora a nuestro carril dentro de la distancia de seguridad. Es muy cómodo en viajes largos y para evitar sorpresas con los radares.
 
También nos ha gustado mucho el Head-up Display con pantalla a color que proyecta la información básica de viaje en una pantalla sobre el parabrisas, de manera que no hay que desviar la vista de la carretera para consultar la velocidad a la que circulamos, las indicaciones del navegador o las señales con los límites de velocidad. Y tiene la ventaja de que se ve perfectamente si llevamos gafas de sol con lentes polarizadas.
 
El Mini 5 puertas 2019 está a la venta desde 21.050 euros con la motorización gasolina de acceso (One), y desde 25.500 euros con mecánica diesel. La versión SD probada, con el motor diesel de cuatro cilindros tiene un precio de partida de 33.450 euros en el que ya se incluye el cambio automático de 8 velocidades con modo de trabajo secuencial desde la palanca.
 
Y a partir de este momento empezamos a configurarlo a la medida con los numerosos elementos opcionales que hay en el catálogo. La pintura metalizada tiene un precio adicional de 500 euros, como por ejemplo la Pepper White de las imágenes, las llantas de 17” Tentacle Spoke plateadas salen por 650 euros y las de 18” ascienden a 1.300 euros, con neumáticos ‘RunFlat’ antipinchazos. El techo puede ir en blanco o en negro sin cargo adicional y las franjas para el capó cuestan 125 euros. La tapicería de tela es de serie, si queremos una de cuero habrá que pagar 1.700 euros y si nos gustan las molduras para el salpicadero, desde 100 euros. Hay varios paquetes de equipamiento, como el Connected Navigation por 1.200 euros o el Connected Navigation Plus (2.000 euros) y el acabado John Cooper Works son 3.250 euros. La suma al finalizar puede ser tan elevada como caprichos tengamos.
 
Ficha técnica
Dimensiones
Longitud: 4.005 m
Anchura: 1.725 mm
Altura: 1.425 mm
Batalla: 2.567 mm
Peso: 1.370 kg
Maletero: 278/941 litros
Depósito combustible: 44 litros
 
Motor
Tipo: diesel, 4 cilindros en línea
Cilindrada: 1.995 cc
Potencia: 170 CV a 4.000 rpm
Par máximo: 360 Nm a 1.500-2.750 rpm
Tracción: delantera
Cambio: automático 8 vel.
 
Prestaciones
Velocidad máxima: 223 km/h
Aceleración 0 a 100 km/h: 7,3 segundos
Consumo medio: 4,2 litros
Emisiones CO2: 110 g/km
 
Precio: desde 33.450 euros
 
José A. Pradoswww.vidapremium.com

Compartir en:

Vidapremium te recomienda