Toyota Aygo 70 X-Cite

La segunda generación del Toyota más pequeño presume de buenas cualidades, pues combina una estética llamativa, pequeño tamaño, fácil acceso por sus cuatro puertas y un motor de gasolina de tres cilindros con una respuesta sorprendente.

El resultado es una combinación perfecta para los desplazamientos por ciudad y, si recurrimos a la versión ‘X-Cite’ de nuestra unidad de pruebas, añade un aspecto muy llamativo. Se trata de un acabo sencillo, pues sólo se le puede añadir la puntura metalizada y el navegador, no admite más personalizaciones pues ya viene muy bien equipado.

La carrocería mide 3,46 metros de largo, por 1,62 de ancho y 1,46 de alto. Por dentro no parece tan pequeño, pues sus compactas dimensiones permiten que en el interior haya cabida para cuatro personas y un maletero de 168 litros de capacidad. El espacio para los pasajeros delanteros y la distancia al techo es más que aceptable, incluso con una cierta sensación de amplitud interior.

Se echa de menos la falta de regulación en profundidad del volante y un mayor espacio para las piernas de los ocupantes de las plazas traseras, que también sufren de una sensación de claustrofobia, motivada por el gran tamaño de los asientos delanteros con reposacabezas integrado. Las ventanillas de las puertas traseras no son deslizantes, pues solo se abren en compás.
El salpicadero tiene un diseño moderno y, en cuanto a la instrumentación, destaca su gran velocímetro circular en el centro del cuadro, con el interior ocupado por una pequeña pantalla con los datos del ordenador de a bordo. El volante dispone de mandos para el equipo de sonido y, por detrás, una palanca maneja el control de la velocidad de crucero.

El propulsor es un pequeño tricilíndrico de gasolina, con 998 centímetros cúbicos y aspiración atmosférica, es decir, sin turbo. Tiene una potencia de 70 CV a 6.000 revoluciones y un par motor máximo de 95 Nm, que son más que suficientes para mover los 830 kilos de peso del cochecito con gran agilidad. La caja de cambios es manual de cinco velocidades, con un correcto escalonamiento entre las marchas y un tacto de palanca realmente preciso.

Manejar con decisión el cambio y dejar que el motor suba de vueltas, da como resultado un comportamiento sorprendente, tanto en ciudad como en algún viaje por carretera. En ese entorno, los trayectos llegan a hacerse cansados, debido a la corta distancia entre ejes, que obliga a ir muy atento al volante, y la necesidad de llevar el motor muy revolucionado.

La agilidad está muy presente, con una aceleración, desde parado o a la salida de las curvas cerradas, sorprendente. Eso sí, el ruido que llega al interior es más alto que lo deseable. Todo eso contribuye a su buen comportamiento a la hora de callejear y, por si fuera poco, la cámara trasera de ayuda al aparcamiento, de serie, permite estacionar con gran facilidad.

Lógicamente, las prestaciones del pequeño motor no son llamativas -acelera del 0 a 100 km/h en 14,2 segundos- pero el consumo homologado en ciclo mixto es de sólo 4,1 litros cada 100 kilómetros, lo que se traduce en una autonomía teórica de más de 850 kilómetros. Una cifra para presumir, tratándose de un motor de gasolina. En todo caso, bajando a la realidad, diremos que el consumo real obtenido en nuestra prueba fue de de 5,4 l/100 km, no mucho más que el homologado, teniendo en cuenta que lo hemos conducido sin miramientos.

Otro aspecto destacable del Aygo, con el acabado X-Cite, es su equipamiento de serie. Costa, entre otros elementos, de aire acondicionado, monitorización de presión de neumáticos, sistema multimedia con pantalla táctil de 7 pulgadas, tapicería de piel y llantas de aleación de 15 pulgadas, además de airbag frontales, laterales y de cabeza para conductor y acompañante, airbag de cabeza traseros, controles de tracción y estabilidad, asistentes para la frenada de emergencia y de arranque en pendientes.

El precio, con descuentos incluidos, del modelo de cinco puertas y acabado X-Cite es de 11.600 €.

J.Miguel Quintana – www.vidapremium.com